viernes, 27 de agosto de 2010

De por qué se dice que las folclóricas son lesbianas (basado en mitos y leyendas)




La copla es el género patrio por excelencia. Bebe del flamenco y el cuplé para convertirse en un estilo propio que genera el primer star system español. Es el primer género en el que nacen superestrellas adoradas y acosadas por la prensa. En su mayoría, l@s artistas del género tenían un origen humilde y no sabían gestionar ni el dinero ni la fama, aupados, entre otros, por los ambiguos y geniales compositores Quintero, León, Quiroga y Solano.
Lo que me revienta es que se asocie la copla al franquismo porque el origen no puede ser más distinto. En sus comienzos, en los años 30, las copleras y los copleros(el gran maricón divino de Miguel Molina) cantaban las coplas a los milicianos republicanos en los frentes de la guerra para darles ánimo. De hecho, una de las más míticas, “Suspiros de España” es una nostalgia de la tierra que se hubo de abandonar. Patriótica sí, pero…¿Quiénes fueron los que tuvieron que abandonar su tierra? Espero que no haya confusiones.De hecho, cuenta la leyenda que la mítica “Ojos verdes” fue escrita en una cafetería Barcelonesa con la participación de Garcí Lorca y en masculino homosexual, aunque no existe constancia directa de eso.
La gran putada es que el régimen franquista tomo el género como bandera del typical spanish en perjuicio de la propia evolución del la copla y estancándola en una imagen pública que hoy en día sigue arrastrando para muchos.
Pero si hay algo que siempre ha perseguido a la copla es la presunta homosexualidad de sus intérpretes. Hay una cosa que es tan cierta como que el Calderón es el estadio del Atleti: Los auténticos fanáticos de la copla han sido, son y probablemente serán los homosexuales o maricones de toda la vida. Eso es así. Pero… ¿qué hay de sus intérpretes? Sin leer nada, y solo basándome en mis escasos conocimientos sobre el tema las primeras grandes figuras de la copla fueron Raquel Meller (aunque era más cupletista), Concha Piquer y Miguel de Molina. La Piquer era una mujer con suerte… tenía el talento en la garganta y el dinero en el banco para desarrolarlo viajando por todo el mundo con los mejores profesores de canto del momento.Así se convirtió en una joya del cante; un jilguero que con sólo respirar emocionaba al personal que abarrotaba los teatros de todos los lugares del mundo en los que actuó. Mujer hecha, derecha y de derechas.
Bien distinto era el caso de Miguel de Molina. Él era, y hablando en plata, un maricón como la copa de un pino con un talento descomunal que habia hecho fortuna trabajando. La historia negra de la copla cuenta que nada más acabar la guerra civil española, con el resultado que todos conocéis, Concha Piquer delató el paradero de Miguel a los nacionales. Cuestiones de envidia profesional que le costaron al artista una paliza en la Castellana que acabó cuando los agresores pensaron que había muerto. Poco después Miguel se exilio en Argentina dónde derrochó arte y pasó 50 años de su vida hasta que murió.. Jamás volvió a su tierra. Probablemente su España era tan idealizada que superaba con creces la realidad patria. De hecho, siempre he pensado que si yo viera al país en que nací tal y como Miguel lo imaginaba desde Argentina sería un patriótico empedernido y no el desarraigado que soy.
¿Pero cuándo se empieza a hablar de folclóricas lesbianas? Pues ni más ni menos, señores, que en el mismo momento en que se empiezan a sacar lesbianas a tirones de los armarios de Hollywood: Greta Garbo, Marlene Dietrich o Louise Brooks. No me preguntéis por qué, pero en esta época existió un extraño interés por ver lesbianas en todo el mundo del arte, lo fueran o no. Y en España, existe el mito de que las folclóricas más mayores (en edad) confesaron una importante intimidad años después: las artistas se frotaban entre ellas durante las giras para poder conservar su virgo y llegar vírgenes al matrimonio. Vamos, que al final, todo se basa en la influencia judeocristiana de nuestra sociedad: las mujeres deben llegar vírgenes al matrimonio por encima de cualquier cosa aunque los hombre podían hacer lo que les diera la gana.
¿Se trataba de consoladores humanos sin penetración? Puede ser. Pero lo importante es el modelo de folclórica lesbiana que se generó a finales de los 80.
Por aquel entonces, el género de la copla estaba más denostado que nunca. La imagen de género de derechas y retrógrado pasaba factura a las poesías cantadas que generaron algunos genios. De hecho, el compositor anteriormente mencionado, Rafael de León, tuvo que componer canción ligera pop para artistas como Raphael, Nino Bravo o Rocío Dúrcal sólo con el único fin de sobrevivir. Incluso, llegó a ganar el festival de Benidorm con algo muy alejado al género en el que dejó su mayor legado, la copla.
Entonces empiezan a aparecer rumores sobre la homosexualidad de folclóricas como Paquita Rico, Rocío Jurado, Imperio Argentina, María del Monte, Lola Flores o Isabel Pantoja. De alguna de ellas hay más pruebas que de otras, pero, al fin y al cabo….¿qué importa? Lo que sí que es cierto es que esta teoría podría relegar a la copla a la homosexualidad: Folclóricas lesbianas la cantan y gays la escuchan. Y a mi, esta teoría me parece pobre porque doy por hecho que hoy en día, mucha gente está descubriendo o redescubriendo a la copla . Programas especializados sobre el género en Canal Sur, que dan picos de audiencia de casi un 80% de share, y artistas jóvenes y consagrados como Miguel Poveda (mi debilidad) están acercando la copla a un nuevo público. Y a mi, estas muestras de revitalización me ilusionan, porque se revisa un estilo al que adoro y ya no es necesario escuchar solamente discos antiguos sino que artistas actuales utilizan técnicas y estilos de ahora para reinventar un género inmortal.
Lo de las folclóricas lesbianas, una anécdota. Nadie lo ha resumido mejor que Lola Flores, que en su habitual genialidad, exclamó:
“¿Quién no se ha dado un pepitazo con las amigas?”

"Con mi chándal y mis tacones

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